La Lección de Puntualidad de Anita la tortuga
En el corazón del Bosque vivía Anita, una tortuga conocida por su despiste y su eterna costumbre de llegar tarde. Un día soleado, se anunció la Gran Fiesta de Luna, una celebración llena de juegos, música y, por supuesto, ¡un delicioso pastel de chocolate! Anita prometió a sus amigos llegar temprano para ayudar a preparar todo.
Sin embargo, la mañana de la fiesta, Anita cayó en su habitual trampa: el mundo de los sueños. Se despertó sobresaltada cuando el reloj marcaba las 11 de la mañana, ¡la fiesta comenzaba en 30 minutos! Corrió a toda velocidad, tropezando con las raíces de los árboles y esquivando las ramas.
Al llegar a la fiesta, Anita se encontró con una escena desoladora: la mesa estaba vacía, ni un rastro del pastel de chocolate. Sus amigos la miraron con compasión, algunos incluso con un toque de reproche. Con el corazón roto, Anita se sentó en un tronco, sintiéndose completamente sola.
De repente, una vocecita dulce la sacó de su tristeza: "No te preocupes, Anita, yo comparto mi pastel contigo". Era Sofía, su amiga más cariñosa, quien le ofrecía un generoso trozo de su pastel de chocolate. Conmovida por el gesto, Anita aceptó su regalo y juntas disfrutaron de un momento lleno de risas y amistad.
En ese instante, Anita comprendió la importancia de la puntualidad. No solo había perdido el pastel, sino también la oportunidad de participar en la preparación de la fiesta y compartir más tiempo con sus amigos. A partir de ese día, Anita se convirtió en la tortuga más puntual del Bosque, demostrando que la organización y el esfuerzo son claves para disfrutar al máximo de la vida.
Moraleja:
La puntualidad no solo se trata de llegar a tiempo, sino también de aprovechar cada momento al máximo y valorar la compañía de los demás. Un trozo de pastel compartido con un amigo puede ser mucho más dulce que uno disfrutado a solas.
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