Semana Santa

Una historia de amor y esperanza 

La Semana Santa es un tiempo muy especial en el que recordamos los últimos días de Jesús en la Tierra. Cada día nos cuenta algo importante: cómo fue recibido con alegría el Domingo de Ramos, cómo enseñó con amor, sirvió con humildad y entregó su vida con valentía. Desde la entrada triunfal en Jerusalén hasta la alegría del Domingo de Resurrección, esta semana nos invita a vivir con fe, perdón y esperanza. Acompañemos a Jesús en este camino, paso a paso, y descubramos juntos el mensaje de amor más grande de todos.

Semana Santa

Domingo de Ramos

El burrito gris estaba emocionado: ¡hoy llevaría a Jesús por el camino del pueblo!

La gente agitaba ramas de palma y gritaba:

—¡Hosanna! ¡Viva Jesús, nuestro rey!

Jesús sonreía y saludaba con amor. 

Así comenzó la Semana Santa.

Lunes Santo

Jesús fue al templo.

Al llegar, vio que lo habían convertido en un mercado.

Con firmeza, sacó a los vendedores y dijo:

—Mi casa es una casa de oración.

Martes Santo

Jesús enseñaba a las personas en el templo.

Contó parábolas bellas, como el buen samaritano, el hijo pródigo y la del sembrador.

También dijo que hay que estar preparados y amar siempre.

Miércoles Santo

Ese día, uno de sus discípulos, Judas, fue a hablar en secreto con los enemigos de Jesús.

Por unas monedas, prometió entregarlo.

Jesús lo sabía, pero no se enojó.

Jueves Santo

Jesús se reunió con sus doce discípulos para una cena especial.

Era la Última Cena.

Jesús partió el pan y dijo:

—Este es mi cuerpo.

Luego tomó el vino:

—Este es mi sangre.

Así nació la primera misa.

Jesus también les lavó los pies y les dijo:

—Yo estoy aquí para servir, no para ser servido.

Viernes Santo

Todo fue muy triste.

Jesús fue arrestado, lo golpearon y le pusieron una cruz muy pesada.

Caminó entre el dolor, pero sin dejar de amar.

Lo clavaron en la cruz.

Antes de morir, dijo: —Padre, perdónalos por que no saben lo que hacen y el cielo se oscureció.

Sábado Santo

Todo estaba quieto.

Jesús descansaba en el sepulcro, como si durmiera muy profundo.

Sus discípulos y su madre estaban tristes.

Domingo de Resurrección

Muy temprano, unas mujeres fueron al sepulcro.

¡La piedra estaba movida! Un ángel les dijo:

—¡No tengan miedo! ¡Jesús ha resucitado!

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